Se supone que...

Se supone que no debería atreverme a esta aventura: un blog donde las palabras navegan en un guiso de ambigüedades. Un guiso en el que las ausencias soberbias y la arrogancia supina de una lexicografía tonta y cursi aflorarán en cada oración, en cada recodo de mi pobre y previsible expresión metafórica.
Pero siento la necesidad de otro canal donde mis sentidos se bifurquen, atornillen o maceren. Un canal donde las entrañas puedan mostrarse sin piedad, sin convencionalismos avaros de obsecuencias o calcomanías culturales que no me motivan y vanamente tratan de encorsetarme.

Bienvenidos a este vuelo rasante donde los planetas chocarán y la mutación de los sentidos estará en la mira de los Dioses y Diosas.

domingo, 28 de junio de 2015

El nombre que une

Dedicado a mi amigo entrañable Enrique Laverde


Por entre las sombras y el mar
que se escabullen hirientes
asoma la magia de la risa contemplativa y vertical
gozosa de palabras, música, cantos
arrebatada también de claroscuros y silencios

Anidan páramos en lo alto de los cielos

bogotanos ellos, entre la sal y un saxo que toca a los lejos
con tenor tripartito y en sí mismo
vuelta a las raíces de un nombre de arcángel que une
con distinto género y gloria
pero igual amor.

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