Se supone que...

Se supone que no debería atreverme a esta aventura: un blog donde las palabras navegan en un guiso de ambigüedades. Un guiso en el que las ausencias soberbias y la arrogancia supina de una lexicografía tonta y cursi aflorarán en cada oración, en cada recodo de mi pobre y previsible expresión metafórica.
Pero siento la necesidad de otro canal donde mis sentidos se bifurquen, atornillen o maceren. Un canal donde las entrañas puedan mostrarse sin piedad, sin convencionalismos avaros de obsecuencias o calcomanías culturales que no me motivan y vanamente tratan de encorsetarme.

Bienvenidos a este vuelo rasante donde los planetas chocarán y la mutación de los sentidos estará en la mira de los Dioses y Diosas.

martes, 17 de noviembre de 2015

Finales





Sentir que todo se va
que la luz apaga el códice de referencia
la noche se acerca y lamenta no tener dónde apoyar la cabeza
la tristeza indefensa se yergue mustia y desabrida
por la naturaleza aquiescente y poco diáfana
de la corteza que se sale y sangra.
Que dolor.

Sentir que todo se va
las hojas y el otoño,
el último beso antes del adiós eterno y rumboso
las tardías palabras que ya no significan mas que un final desprogramado
una secuencia lenta y reveladora en la que la falta de signos desorienta
como las nubes tapando estrellas para los marinos primitivos de mares que ya no son vírgenes.
Que angustia.

Sentir que todo se va
se termina, se hunde
se exhala, se derrite, se invade y vacía.
Se autocita, se autorreferencia, se derrumba
se autocritica porque ya no queda nada mas que la unción de los prójimos que son extraños
un grupo de desterrados que no se miran pero observan periféricamente la adulteración de las almas.
Pobres almas. Pobre valor.