Se supone que...

Se supone que no debería atreverme a esta aventura: un blog donde las palabras navegan en un guiso de ambigüedades. Un guiso en el que las ausencias soberbias y la arrogancia supina de una lexicografía tonta y cursi aflorarán en cada oración, en cada recodo de mi pobre y previsible expresión metafórica.
Pero siento la necesidad de otro canal donde mis sentidos se bifurquen, atornillen o maceren. Un canal donde las entrañas puedan mostrarse sin piedad, sin convencionalismos avaros de obsecuencias o calcomanías culturales que no me motivan y vanamente tratan de encorsetarme.

Bienvenidos a este vuelo rasante donde los planetas chocarán y la mutación de los sentidos estará en la mira de los Dioses y Diosas.

domingo, 27 de agosto de 2017

Retorno

La escultura y los espacios vacíos tienen una interrelación ambiciosa.
La escultura como espíritu y sangre,
como estela de horizonte plano y amable.

En el aire el metal se ciñe a las manos,
las mismas que lo amasan y comprimen.
El metal que brilla
a la vez que brilla su carácter de obra inconclusa,
el espacio vacío.

Y en múltiples dimensiones avanza un espiral que es un caballo
el caballo que corre por las planicies
y caza o pelea
suda y corre
y acribilla el aire con su veloz estampida.

El movimiento eterno está presente
en esos mansos y bravos caballos de llanuras interminables
que con sus amos Osage
y el recuerdo de la estirpe de valerosos guerreros altos y bellos la artista moldea y construye
visibiliza y eleva
retornando a sus fuentes.

La sombra se proyecta
la forma danza
la escultura se abanica acompasadamente
mientras las dimensiones juegan a ser ellas
entre lo mítico y real.

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