Se supone que...

Se supone que no debería atreverme a esta aventura: un blog donde las palabras navegan en un guiso de ambigüedades. Un guiso en el que las ausencias soberbias y la arrogancia supina de una lexicografía tonta y cursi aflorarán en cada oración, en cada recodo de mi pobre y previsible expresión metafórica.
Pero siento la necesidad de otro canal donde mis sentidos se bifurquen, atornillen o maceren. Un canal donde las entrañas puedan mostrarse sin piedad, sin convencionalismos avaros de obsecuencias o calcomanías culturales que no me motivan y vanamente tratan de encorsetarme.

Bienvenidos a este vuelo rasante donde los planetas chocarán y la mutación de los sentidos estará en la mira de los Dioses y Diosas.

jueves, 14 de febrero de 2019

Teotihuacán

Las pirámides sublimes
silenciosas en sus pasos y sus columnas y sus escalones
los escalones que ríen con las risas de quienes se sienten felices de estar allí
porque ese allí es mucho mas espléndido que no tener idea de la lujuria visual y mística
conceder y repujar la gloria de estos pueblos formidables que ya no respiran ni sienten
pero se reviven y comentan y escriben y explican.

Teotihuacán suda realeza y misterio y cálido dominio de sí
los pasos y la grava y las piedras y las gentes gritando y riendo y gozando
todo ello es parte del ritual de hoy, no muy lejos del ritual de ayer
en el que sus habitantes miraban los cielos y las praderas y saltaban y danzaban y comían y ofrecían a sus Dioses las ofrendas vivas sin encarnizamiento pero con amor y recogimiento.

Un rumor silenciosos pupula en Teotiuhacán.
Un rumor de bravos y legendarios guerreros y sacerdotes y hechiceros
el mismo rumor que corre entre las calles de México, el México de siempre y de los jamases continuos
porque siempre fue esta tierra y su gente semilla y roca y polvo de colores
y sabores y aromas y festivales y esperar.
Siempre a la espera en el horizonte de aquel que vendrá...
aunque el que venga sea para matar, destrozar, hacer desaparecer, robar y aniquilar