tengo una ventana
por la vida y sus sonrisas
la calesita ocre de los prados
que danza en mis ojos con paciencia de heremita
la ventana cada mañana
se adueña de mis soles
de los pavores y dolores
de mis sueños y creaciones
ventana mía, espacio mío
viento mío, galaxia universal
compartida con las deidades del magma creciente
soledad tierna y decorosa de mi ser
tengo la convicción
de que la ventana y la vida me sonrien
me conmueven y diverten
en el camino hacia la otra instancia
Reflexión, apotegmas y metralla de palabras, texturas y superficies rugosas en una digresión permanente. Porque la usina que quema el agua se distrae sumergida en los collage magenta y cielo que condensan una locación multiforme y atrevida, que se permite divagar y dar lo que expulsa sin control, sin filtros, sin remordimientos.
Se supone que...
Se supone que no debería atreverme a esta aventura: un blog donde las palabras navegan en un guiso de ambigüedades. Un guiso en el que las ausencias soberbias y la arrogancia supina de una lexicografía tonta y cursi aflorarán en cada oración, en cada recodo de mi pobre y previsible expresión metafórica.
Pero siento la necesidad de otro canal donde mis sentidos se bifurquen, atornillen o maceren. Un canal donde las entrañas puedan mostrarse sin piedad, sin convencionalismos avaros de obsecuencias o calcomanías culturales que no me motivan y vanamente tratan de encorsetarme.
Bienvenidos a este vuelo rasante donde los planetas chocarán y la mutación de los sentidos estará en la mira de los Dioses y Diosas.
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