- Cuando mirás hacia arriba, ¿ves el mismo cielo y sol que yo...?
- No sé, pero me parece que es...
...el mismo cielo
el mismo atragantado febo incandescente
el mismo tronar furioso de la línea periférica
que acuchilla el horizonte
en el clamor
en el absurdo claudicar
y en el dolor de las formas y los desconciertos...
- ¿Las nubes son algodones que flotan en el aire...?
- Trataré de responder de manera sencilla, así lo entendés. Las nubes, en realidad, son...
...gotas aplanadas
arrugadas
y maltratadas en una compresión de hielo brutal
son gotas de miedo y de furia
en un índigo mínimo
y en cuyo aura bestial
se columpia la periférica malicia...
- ¿Desde cuándo está el cielo allí colgado sobre nuestras cabezas...?
- Creo que...
... un súbito y absurdo sentimiento de no saber
trepida como blasfema ignorancia
cayendo todo al glosario del averno
como soles huérfanos
y como altaneros truhanes de la abundancia
el aire no conmueve
no es doliente
no es visible
aunque de manera periférica
nos aplane y nos subyugue...
- Ma...
- ¿Sí, Gabriela...?
- ¿Me comprás un helado...?
- Claro, vamos...
Hola, Gabriela!!! ¡Genial! Me gustan mucho los textos donde se combina lo "poético", lo "sublime", lo "inefable", con el lenguaje coloquial, sencillo, el de todos los días. Esta mixtura me genera autenticidad y simpatía a la vez. Además, obviamente, del valor como hecho artístico, que lográs con gran precisión. Cariños.
ResponderBorrarHola Silvia. Disculpas por la tardanza en responder, estoy de viaje hasta enero de 2025 y me atraso mucho con casi todo.
BorrarEn la poesía, en general, veo que muchos colegas pusieron como un muro entre la cotidianeidad y los versos. Casi como un divorcio. Y a mí me parece que la poesía debe volver a su fuente, es decir, la calle, el barrio, la vida de todos los días.
Un abrazo y buen domingo.