Seguiré penando el otoño con las hojas marchitas de abril
mientras el cielo se yergue mustio en las gárgolas del presente.
Atoan los náufragos luminosos de candiles y mazorcas
en la inhallable cofradía del amor y el dolor.
Luciérnaga de sombras y crisantemos en los resquicios de la vida
austera y vaga matriz de limo y placton perfumado de soles
los Dioses tronan alegóricos en sus ruegos viscerales
manadas de contornos y masa crítica que grita y llora en el sumidero perenne
Seguiré en los altos mástiles jugando con las apostilladas palabras
que suenan huecas pero llenas de rigor
noto tu sonrisa al no entender que escribo y callo
no deseo quebrar la magia surgente del amor.
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