Por un instante mastiqué el sideral goce de invadir con mi amor
tu dulce seno desabrigado de mortales.
Un mudo e infausto destierro atrapa mi albina corteza
tras la doliente reacción de tu silencio.
Un pretérito alivio envuelve mi rústico y mediocre espectro
para proyectar ilusión en tu tiernos ojos almendros.
Un muro de ecléctico firmamento frena mi luminoso abismo
hasta desdibujar tu candor en mágicas locuras.
Un holgado cubículo de necedades atoran mi rumiante garganta
expandida en la infausta razón que vislumbra tu indiferencia.
Una mirada,
un solaz y ligero atisbo de madura sirena,
o una ojeada austera a mi instinto mendicante.
Es lo único que necesito de tí para seguir viviendo.
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