Alzo mis manos a los Dioses, el sol y la luna. Las estrellas.
Bifumina la sombra de estiércoles paganos y los adobos multiformes,
quita la voluminosa presencia de gárgolas ausentes
tenues escorzos de primaveras perennes
Alzo mis ojos,tus ojos. La mirada venteada de enquistados salmos.
Sin perdón, sin razón. Quema el agua de bruces en su inclinación verticalista
aminora su esencia, escribe su impronta
descarga la masa crítica de la historia.
Alzo las entrañas cansadas, hastiadas de bajezas controladas
Sin equilibrio o normalidad. Sin ecuanimidad ni lazos fuertes.
Perecer es vivir de una gratuidad insoportable
vomita la osadía ganas de estallar.
Alzo el alma corrupta en busca de respiro
ahogado el lazo incordioso con la vida, tuya y mia.
La sangre yerma y sin cobijas de lujuria
se esparce mínima entre las formidables grietas.
No quiero seguir, no quiero hablar. Ya no quiero explicar el sinsentido de la apariencia
de las mentiras y afrentas
No quiero soportar, humillarme, controlarme. De rodillas imploro, de rodillas me mojo.
Quiero no querer, quiero no pensar.
Qué difícil es todo ésto.
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