Duerme al mujer morena
mientras escucha los tibios sonidos de la noche.
No está segura de sumergir sus sentidos
en lo más profundo de su cómica fantasía
liberando sus iracundos y vírgenes temores
dejándolos volar cuan pájaros de horizonte.
Yo comprendo el recelo y angustias que recorren su cuerpo
cuando el sueño se hunde en su seno.
Siento que sus párpados de miel no quieren decirme
lo poco sensible que a veces se siente
porque las estrellas no velan su sarcástico albedrío
sino que la espantan con obscenos pétalos que han fallecido.
Me considero culpable por las desdichas que sufre
durante su esporádico letargo lento y feroz.
Quizás cuando despierte descubra que todo ha sido un olvido, un murmullo o un recuerdo;
o tal vez nada, en la soledad de mi ausencia.
La pasión es un presente de los Dioses
que ha hecho de mi corazón un tímido voluntario creador de precipicios
No hay comentarios.:
Publicar un comentario